Para que no lo moleste nadie, suba a La Casa en el Aire. Si no sabe cómo se sube, tome nota y no se perderá: Ubíquese en el parque mirando las puertas de Disco Billar, verá un letrero no muy grande con una casita roja levantada en zancos lánguidos. No es requisito ser un aviador pero conviene tener una nube, porque el que no vuela no sube, a ver aladas poses de felicidad.
Se entra a un Vestíbulo confortable y elegante de atmósfera gaseosa que lo envuelve con música sensual y fácil. Los detalles decorativos le transportan al oriente fantástico o a las sofisticaciones occidentales: Narguilas de la India, cuadritos de pop Art, anaquel de libros, video beam para cine arte, micrófono colgante y disco balls, todo dispuesto con pulcritud para el estímulo sensorial, la conversación suave y el sofisticado coctel: El recomendado de la casa: Apple Martini y Extra Seco o el Margarita (con tequila José Cuervo) o el Marilyn (sin alcohol) o el Shooters Irresistible, Sexo en la playa, Orgasmo y Éxtasis (Vodka y Blue). Así entonces el alma envanecida alcanza calor en la altura y vuelo pleno.
El capitán de a bordo, un joven epicúreo administrador de las prácticas de la amistad y del goce estético e intelectual, se esmera en atenciones preparando personalmente los cocteles y complaciendo la solicitud musical. La categoría de los cocteles viene sellada con el precio, pero las demás atenciones afectuosas van gratis: orientación musical, explicación erudita, sugerencia placentera, comentario picante o persuasiva sonrisa. Y si todo este agradable confort ocurre en el Vestíbulo de La Casa en el Aire, cuanto no sería el deleitoso placer en elRecibidor.
http://laceja.blogspot.com/2009_05_24_archive.html#1045108460024320172
No hay comentarios:
Publicar un comentario